19 de diciembre de 2016

NAARASLEIJONA


Primero estaba perdido y azotado por las olas del océano, luego estaba subiendo una montaña en un vientre de acero, rodeado por bosques negros y gigantes de universos calcinantes.

Creí haber visto a anciano perdido en medio de la calle, la decadencia que luego se vuelve estándar, equipos y canciones de novecientos colores o un holograma de semillas y café de sabores infinitos.
El corazón olvida marchitarse y se perpetúa tan hermoso como se recuerda.

¿Qué tan grande te imaginas que puede ser el amor que te regala la luz de las estrellas y el aroma de la brisa del mar? Imagínate su inmensidad al regalarte la vida, el primer aliento, ese regalo eterno de imposibles dimensiones y una belleza tan grande que ninguna vida te bastará jamás para satisfacerla, condenado a una búsqueda infinita para intentar comprender su intensidad.

Pueden pasar cosas muy riesgosas en el viaje, pero al final habrás de ver los ojos que te aman mucho más de lo que podrías llegar a amar una puesta de sol en la playa cristalina, las luces del norte, el nacimiento de cualquier estrella o ser humano, el origen y el final de universo, o de ti mismo.

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