8 de diciembre de 2013
Cadáver No. 1
Por Melanie Rivera y Miguel Herrera
Se volvió hacia atrás sólo para recordar el oxígeno aquel que respiraban, y apenas tocarse la yema de los dedos, dejando la vida por la vida, dejando piel entre las uñas.
Es que a veces preferimos un desierto de verdades a un vergel de fantasías, duele más, hace calor, es frío por las noches, nos quema los pies con hielo, nos retuerce el aliento, nos avejenta el alma, nos muere la vida y la destroza, la crucifica entera, le muele el olvido, le construye algunos abismos, ¿y las verdades? Las verdades ahí están aunque no las quieras. Las fantasías existen cuando tu lo quieras.
Fuimos tocando las olas, sentíamos la arena entre los dedos de los pies, la brisa tocaba tus cabellos, brillaban como destellos de luz, la mirada de tus ojos, clara como el mar, los colores de tu iris como anémonas flotando. Entonces te vi.
Podemos ser la excepción de la materia, acorpóreos, ánimas flotando libres, tomadas de las manos imaginadas, volviéndose infinitas, siendo parte de todo.
Y pues es que no se, te amo.
Morimos juntos, casi lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Te sentí chocar contra mi, contra el espacio, te tomé fuerte. Suspiré.
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