
Estaba a punto de entregarme al frío de las siete, al que apenas empieza apaciguando al calor vespertino. Mirando a todos lados encontré en los rincones prosas inconclusas y les inventé fines y principios; entonces, con la gracia de mis pulpejos, con lo atrevido de mis ganas, con lo corto de mi frente matizada, comencé a drenarles la glía descompuesta. Y a gritos, a voces altisonantes, a estornudos aberrantes, a palabras cavitadas, compuse este poema de tinta azul, real como la ironía de los gestos escondidos, obsoleto como las piernas cruzándose en la banqueta, cálido como las manos arrugadas de la reina muda, tan inmensa, tan graciosa.
Como los bólidos por la avenida que se retuerce inmesurada, que se vende repartida.
Y pronto me cansé de su rima, de su figurativa condolencia, de su poco lúcido parafraseo, porque suelo cansarme de la obstinación celeste y de los días manchados. Por eso me cansé de la tinta azul, por eso me cansé de este poema.
Pero me corrompió la espalda con sus letras y su estrofa amenazada, y al final pensé, vaya si eres pendejo, ya ni la diabetes, ni el cáncer, ni lo contrarromántico del SIDA; por eso me dije que escribiría menos poemas… poemas menos pendejos.
Y lo volví a hacer pedazos y lo dejé en los rincones del principio, masturbándome en azul y con sus prosas.
Y ya eran las quince menos diez.
Inmediata clasificación A. De mis favoritos :)
ResponderBorrar2:45 horas escribiendo? ... ;) muy intensos ehh, manejas todos los estados de animo! geniales: ries, lloras, te enojas, dices giuuu, hasta de ahhh... con solo leerlos... estan padres... nos vemos capi!! hay despues leo los demas ;)
ResponderBorrarExkisito!!!!
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