Desnudo el pecho y lo cimiento en la condena del morbo. Se vuelve estrepitoso el altisonante gris de sus contornos pardos; pasión ensimismada, tacto fugaz en la sutileza arrebatada por los infinitos muertos.
Y me baño con tus manos, prostitutas, y me baño con tus manos prostitutas, y me baño con tus manos, prostituta.
Bienvenida sea la discordancia.
Acabo siendo eternamente BREVE.
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