Dime de donde detestamos este tiempo.
De donde y con qué carne, con que vientre,
con qué papel, que tinta, que espejos, que silla,
que gato, que agujero en el techo, que pedazo de asfalto.
Cuantas jaulas más van a enclaustrarme,
cuantos rincones más se me escapan por encima de las pupilas,
sin ser mojados, sin ser exhumados,
sin ser parte del nocturno solitario que me posee entera.
Cuantas aguas más tendrán que bañarme
sin ser vertidas en el lecho de mi consumación.
En donde voy a esconderme de las dudas audaces
que me encuentran incluso si me vuelvo invisible.
Cuando dejare de pintarme en un suelo
que carece de mis pasos,
cuando aprenderé a morirme y a quedarme muerta.
Cuando van a enfriarse las yemas de mis dedos
(Y entonces podre tocarte y arderas),
cuando llegara enero a alimentar a mis fantasmas,
cuando y con qué carne, con que hueco,
con que desnudez, con que lengua,
que saliva, que miseria, que muro de cemento.

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