Porque te puedes enamorar de un precipicio al que nunca pensaste querías a caer; te encuentras en el borde del caos, dejando atrás los campos de flores y los domingos soleados, el fútbol que aunque no lo entiendas, te reconforta con sus narraciones y el bullicio de la gente a través de la pantalla, dándote cuenta que la gente que más te ama está junto a ti.
Y de pronto te ves cayendo en el precipicio, recuerdas los cuentos, las canciones, los vestiditos y a tus primas jugando a ser grandes, laberintos de árboles por muros y zanjas que te tumban y tropiezan el esqueleto sin lograr hacerlo caer, pasteles de lodo y la guerrera color piel.
Recuerdas los acertijos porque tú los habías inventado, pero eran tan perfectos que incluso tú olvidaste cómo resolverlos.
Y ahora el laberinto se retuerce hasta formar una línea recta y te encuentras en el medio, avanzando con el miedo de que el medio hayase puesto trampas. Y justo antes de que el sol se esconda, estarás regocijándote porque habías decidido un sendero con un destino seguro, diferente a como lo había sido su camino.
Se alimenta el miedo con palabras en la cabeza, que no recuerda el laberinto pero si la amenaza.
ResponderBorrarActualizamos el camino, con cada mañana, pero el anhelo y la nostalgia desarrolla la confianza!
Ama✨