28 de mayo de 2016

KALVOSINNAPIT



El reflejo impuesto que alguna vez amenazó con absorberte, robarte el aliento que habría de entrañarse en tus pulmones, la ignorada castidad, el universo en la matriz ajena, pero tan propia que desespera en los labios por el pezón materno.

Y son lanzados al vacío, no como el vacío que llena el estómago los domingos por la tarde, con el ansia que violentamente aletea como un vaivén de asfixia y sueño.

Así son lanzados al vacío, la entrepierna comprime un cuerpo después del otro o una herida profunda los expulsa ciegos, uno después del otro.
Luego la terrible asfixia, la desesperación por haber perdido el océano, tan de súbito que les abre el pecho tras un grito agudo que termina en llanto, tan traumático que habrían de olvidarlo.

Pasa el tiempo y junio te adopta pero mayo te reclama. Creces y te entregas a la noche; habrás de sentir incontables miradas mientras eres poseído en la penumbra entre los muros, sin poder decidir si abortarte de un salto o probar el disfrute de la soledad que te desgarra.

Habrás de amar siempre el reflejo impuesto, el recordatorio de una alternativa, la sombra doble, la dulce alfombra donde aprenderás a caminar.

Luego estarás sólo, verás como una estrella se hace polvo y colapsa el universo, al igual que colapsa el humo en el pulmón negro.


No sé cuántas soledades habrás de sufrir, pero tenemos toda una vida para llorar.

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