19 de febrero de 2011

Primera renuncia.

Me canse de hablar de lo mismo, de sentirlo siempre igual.

Me canse de escribir de ti,

de no deshacerme de tu presencia en cada punto y coma.

Me canse de escuchar a mis demonios hablando de lo mismo,

el jodido insomnio, el tumulto, la esquizofrenia.

Me canse mucho de mí y de no poder mudarme a otro cuerpo,

de no poder arrancarme los ojos, los dientes, los cabellos.

Hasta pronto, costumbre.

Quiero dejar de volverme vieja, des cumplir años,

Inaugurar emociones, comprar nuevos vacios,

liquidar viejos fantasmas, enamorar nuevos vicios.

Ven mamá, vamos a parirme otra vez,

échame de nuevo al mundo, arráncame del cuello la soga de la horca.

Quiero aprender a multiplicar,

jugar a las escondidas, hacer como que no sé nada.

M canse de la noche yugulante,

de rendir culto al contrato ridículo que firme con la locura,

de estarme congelando y aguantar las ganas de dormirme

(porque no puedo ir a la cama hasta las seis am)

que fastidio conservar los protocolos,

convulsionar en el suelo, reírme del espejo, vomita las glándulas, el corazón.

No quiero guardarme la saliva, la clásica penumbra conforme de sonreírle a la gente,

de no quejarse tanto, de hacer las cosas mejor.

Me canse de que el vendaval nocturno me robe el diluvio matutino,

sin embargo sigo aquí, atada a las paredes.

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