7 de octubre de 2010

COSMOS

Ayer se me olvidaron tus ojos,
tan solo me traje las cuencias de tu oxígeno.
Y pude respirarte los recuerdos ciegos,
tortuosos, benevolentes misas de papel,
cartón, paises y veneno.
Y empezaste a vivir de asfixia
pero a morir de viento.
Intenté amarrar el fuego de tu aliento
con lo accidentado de mis manos vagas
pero corriste tan de pronto que tan solo quedaron cenizas
con tus ojos ciegos, con tu cuerpo yerto de ansiedad urente.
Y poco a poco empecé a ser ferviente de nuestro encuentro bizarro.
Y resulto ser menos caótico que el universo en expansión.

2 comentarios: