24 de marzo de 2010

Acorporal

Así es como escribo mis poemas;

con prisa, ansioso, con el corazón escapándoseme del pecho,

con la piel erecta, con las manos temblorosas, con el aliento cortado,

con los ojos llorosos, con la boca seca, con las piernas estremecidas,

con los dientes rotos, con la lengua ensangrentada, con las uñas mordidas,

con los dedos torcidos, con el intestino inmóvil, paralizado, con el hígado crecido,

con la bilis en mis epitelios, con las células deshidratadas, con los poros inflamados,

con la saliva ultrajada, con los genitales duros, con los pies cansados,

con el cuerpo frío, medio ausente, estático en las raíces.

Y si no te gusta, puedes tragarte el ácido de mis majaderías.

Y correr tan a prisa como quieras.

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