20 de febrero de 2010

Poema menos pendejo No. 1

No son las manías de tu singular atrevimiento
ni las condolencias de tu placer aguado
(que se abastece pública en los baños)
sino las madrugadas silenciosas de tu singular caída
las que definen el apaciguado tacto de tu carne usada.
(Voy a hacerte caso de arañar las paredes)
Y en deja-vu revivo insolente, fecundo mi sien lechosa
mis senos cavernosos
ahogo tus manías vanas.
(las que convulsionan)
eternamente.
Quiero recordar la gracia de tus palmas frías.
(quiero renacer con la gracia de tus palmas frías)

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