16 de noviembre de 2009

Injustos mis placeres.

Culpar lo efímero del pensamiento no es alternativa para redimir las verdades que manifestadas en la madrugada de cálido resguardo sedienta, hacen de acciones culpas y de verdades absolutos descontentos, alborotadores de la paz interna y de la dicha exterminantes.
Si las horas transcurriesen cual alientos de go
zo insatisfechos y las palabras fluyesen cual placeres terrenales de satisfacción ausentes, que dance por el alba entonces la alegría que nacer debiera a la soledad perdida tras un millar de puestas de sol, si la castidad inimaginadamente huída recuperar busca desesperada.
Yo también extraño mis piernas colgando de la barda frente a ese puente...
Mirar lo tornasol de las nubes al atardecer...
Esa canción a la hora melancólica... sugestiva a fin de cuentas.
Tu voz... tu perfume...
Sin más que decir, dejo a merced de las distorsiones el significado que estos pasajes con recelo guardan entre sus líneas y violan el orden lógico de los eventos que normalmente debieran ser COHERENTES.

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